Sobre el Autor

P1060456

Soy genial, un portento, el único problema, es que solo parezco darme cuenta yo, y analizándolo detenidamente, creo saber a qué es debido.

Yo, como tal, soy extraordinario, como os digo, un portento; entiendo todo aquello que se me explica, lo visualizo, y con mi gran imaginación, formo imágenes tridimensionales en el interior de mi bóveda craneal. Un sinfín de imágenes que llevan aparejadas, emociones, sentimientos…sensaciones y vivencias que me trasladan al origen del universo, al descubrimiento de la cadena de ADN y genoma humano. Con solo leer sobre ellos, dentro de esa visión, puedo comprender la evolución de las especies, y los últimos adelantos científicos, técnicos y médicos. Puedo realizar complejas teorías, en el campo de la física, química, matemáticas y otros muchos campos en los que ni siquiera el ser humano es consciente que existen, y aunque no lo creáis, sé que cada noche lo consigo sin fatiga alguna… Veréis, dicho así, suena pretencioso e incluso pedante y burlón, pero ciertamente es verdad; y lo peor de todo es que no puedo demostrarlo, ya que mí gran problema, es vivir atrapado en el interior de este pedazo de carne neandertal, este individuo que me impide mostrarme en todo mi esplendor, este monstruo grotesco y perezoso, que le cuesta levantarse por las mañanas y que esta sola acción le supone tal consumo de energía, que me deja a mí sin batería. En fin, que cuando estoy en plena actividad frenética desarrollando ecuaciones complejas, dicho ser comienza a despertarse, y aquí comienzan mis problemas. Es tan sumamente grande, que la energía que necesita para dicha acción, me debilita a mí y me deja prácticamente, inerte, inactivo para desempeñar cualquier otra actividad creativa.

Al menos nos queda el consuelo del momento en que está trabajando, ahí compartimos energía en los ratos autómatas, me da cierto grado de libertad para poder dedicarme a mis tareas, y es que, el vivir en el interior de este ser, lleva aparejado, el tener que compartir los recursos, que, por otro lado, ni es equitativo ni proporcional. La cuestión es, todo sería perfecto si se limitara y conformara con los resultados y las explicaciones que le doy, sobre las cuestiones que me plantea, pero no le basta, no se conforma, tiene una forma irracional de concebir este mundo, busca respuestas donde no las hay, alberga esperanzas de genialidad en personas y cosas que difícilmente podrían tenerlas, y se apasiona y emociona con elementos absurdos y carentes de todo ánimo.

Siguiendo con el tema trascendental, este espécimen, tiene la costumbre de entrar en procesos creativos después de largas disertaciones mentales, con el único interlocutor que le acompaña, que el mismo, yo soy totalmente ignorado, no responde a las sugerencias primero, y órdenes después, que le son sugeridas por mi parte. Todo acaba cuando destapa el bote de aguarrás, y los vapores y efluvios dan al traste con mi consciencia pasando a engrosar la larga lista de “drogotas” de este infame mundo. Él, por su parte, se sumerge en su universo emocional y se deja llevar por sus sentidos (atrofiados a mi modo de ver) y no se detiene hasta que desarrolla la idea.

Llegados a este punto, el mal ya está hecho. Cuando vuelvo en sí, me enfrento con perplejidad al resultado catastrófico; un bote de pepinillos; ¿para explicar qué? No puede ser, de verdad, yo no he tenido nada que ver, lo único que quiero que entendáis, es que, en estos resultados creativos yo estoy al margen, eximo toda responsabilidad, y quiero que entendáis, que el uso de energía depende de él. Yo soy un genio. Entenderéis, que estando a merced de semejante bípedo con este vaivén de arriba-abajo, yo no pueda desarrollarme en todo mi esplendor y grandeza. Tal vez si miráis fijamente en el interior de él, y sois pacientes, cuando llegue el día en que duerma el sueño de los justos, se apague su negrura y pueda verse mi destello. Mí luz. Mí … GENIO